Allá muy alto, cerca del puerto, hay una torca que se llama” La Torca de las Porquerizas”, que es muy profunda, es muy honda!.
Una vez, dice que un hombre se le cayó un hacha y la fueron a encontrar debajo del puente La Hemida; fijese usted ¡ si era bien profunda!. Allí cuentan también, verá! que había una culebra grandísima! grandíiisima!, una culebra que tenía unos cuernos ¡grandísimos! grandísimos!.
Había una mujer, pues que- antes decían que había mucha miseria y muchos piojos!- y estaba ella allí quitándolos, en la “Torca de las Porquerizas”. Y…¡ tanta rabia le tenía ella a la culebra!, que se peinaba y decía:
-“Culebrín, culebrón, allá te va un piojón!”- Eso cuando salía un piojo grande. Cuando salía uno chico, entonces decía:
-“Culebrón, culebrín, allá te va un piojín!”- Y se le echaba también allá a la torca.
Total que, tanto tanto! se conoce que enfadó a la culebra! que la culebra salió corriendo detrás de ella. ¡toda la cuesta corre que corre, corre que corre abajo!... pues bajaron hasta un sitio que se llama “Cortines”, que hay un camino que es muy ancho, que tendrá como cuatro metros de ancho lo menos; y allí la culebra, como tenía unos cuernos tan grandes!, como le pegaban los cuernos en cada lau de la calleja, pues no pudo pasar y tuvo que volverse. ¡Y todavía le quedaba el rabu en la torca!
Comentado por: Araceli Sanchez Sotres, en el Diario Montañés,2-4-1995
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